miércoles, 10 de febrero de 2016

Miércoles 10 de febrero

2º. Para los que no han venido. Analizar estos sintagmas adjetivales y adverbiales, como en los ejemplos de este esquema:Esquema sintagmas

a) Demasiado inteligente

b) Muy cerca

c) Poco atento

d) Simpático

e) Lejos de nuestro instituto

3ºA. Terminar el resumen del texto que hemos leído en clase, está más abajo de esta entrada.

1ºBACH. C. Preguntas dictadas sobre los apuntes de Garcilaso.

LECTURA 3º
El dulce fruto de la primavera
Un día ocurrió que, teniendo Guiomar unos nueve años y yo, Garcilaso, casi doce, una de esas tardes de primavera fresca, vio la niña, detrás de unas tapias un poco caídas de un huerto lindero, un árbol repleto de moras. Y la tentación fue tan grande que rogó a su hermano que le cogiera algunas, a lo que este se negó; y tal como era su costumbre, me requirió a continuación a mí. Yo miré al muro, luego al árbol y le dije: —Tú estás loca, Guiomar, déjate de moras. Eso lo hacen solo los niños.Guiomar, ante las dos negativas, ni corta ni perezosa, dio un salto y se subió a la tapia medio derruida, y desde allí otro salto y al huerto. Yo, animado por la osadía de la joven, la seguí. Mas cuando llegué al árbol ya estaba Guiomar encaramada a una rama comiendo moras. Me puse debajo y le decía:—Tírame algunas; anda, tírame algunas.
Cuando, de repente, la rama se quebró y Guiomar se fue derecha a mis brazos, que esperaban las moras. Rodamos los dos abrazados por el suelo y, al parar, me encontré entre el polvo de la caída y pegado casi a mi cara, el rostro de Guiomar, con toda su boca y su barbilla manchadas de sangre, con mechones de su pelo rubio cayendo por la frente y por los hombros y con sus ojos cerrados. El corazón me dio un vuelco tan grande que creí morir en aquel mismo momento.—Guiomar, ¡por Dios!, no te mueras; despierta Guiomar.Y la niña abrió aquellos ojos dorados tan grandes que yo hasta entonces no había mi-rado, y riendo me dijo:—Garcilaso, ¿por qué os asustáis, tonto?, ¿no veis que no ha pasado nada?Pero yo seguía gritando:—Tenéis sangre en la boca, estáis llena de sangre.A lo que Guiomar, levantándose y continuando con la risa, contestó:—Son las moras, tonto, ¿no veis que son las moras?Y corriendo, saltó la tapia y me dejó solo, solo con un temblor que no había tenido nunca, con solo un pensamiento que llenaba todo mi cerebro: aquellos ojos dorados y grandes como soles, aquella boca roja que chorreaba zumo de moras, aquella fren-te hermosa, coronada de rizos y también dorados que resbalaban sobre las orejas más bellas y menudas que yo nunca había visto antes; de ellas colgaban unos di-minutos rubíes que, en principio, yo tomé por más sangre del golpe; el cuello largo, cuyo calor no podría jamás olvidar, y ese olor a membrillos, a fl ores, a no sé qué. Y yo, Garcilaso de la Vega, tuve la seguridad de que a partir de aquel instante mi vida ha-bía cambiado, de que nada sería igual desde ahora. De mi alma brotaban a raudales palabras llenas de ese sentimiento nuevo e inesperado, palabras que yo necesitaba que no se borraran ni se olvidaran nunca aquellas sensaciones que de mí surgían con tan tremenda fuerza, con aquella inconmensurable ternura.
Y así, con el corazón latiendo como un tambor, solo, con una soledad jamás sentida, desconcertado y solo, me hallaba yo. (...)Y ya nada era igual entre nosotros. Todo era contradicción. Tratábamos de no vernos y no podíamos pasar un día sin estar juntos. La vecindad y el conocimiento entre las dos familias provocaba una proximidad que a nadie parecía extraña y resultaba lógico que los niños coincidieran.Así vinieron aquellas interminables tardes del verano cuando bajábamos todos a las orillas del río a refrescarnos de los calores inmensos de la ciudad. Solíamos caminar por el sendero que corre junto a barbacana que desde el puente de San Martín va hasta la cabeza del viejo puente de barcas que construyeron los moros, y del que las subidas caprichosas e intermitentes del río han dejado tan solo dos o tres pies que pa-recen islas o tortugas gigantes que retozan en medio de la corriente. La dicha cabeza de puente solo sirve en estos días para refugio de alimañas y acaso de enamorados discretos. Allí, frente a los vergeles, rodeados de agua y de huertos, pasábamos ame-namente las tardes sentados mirando las ondas cristalinas y comiendo albaricoques recién cortados. (...) No hacía falta hablarnos, nos contentábamos con mirarnos, con vernos. Y así, entre miradas, juegos, danzas y roces, los años pasaron, y nuestro amor crecía cada mañana, sin límite. Sin pensar en el futuro, teniendo la cabeza y el corazón tan llenos de amor que nada más les cabía dentro.
partir de las ideas que has obtenido de la lectura, escribe tu propio resumen del
texto.
6
¿Quién es el narrador de esta historia? ¿Es protagonista? ¿Habías escuchado
hablar de él? ¿A qué etapa de su vida pertenece este fragmento?
7
¿Qué circunstancia da lugar al enamoramiento entre los protagonistas?
8
¿Cómo describe Garcilaso a Guiomar? ¿Qué aspectos destaca de ella? ¿Con qué
compara sus ojos?
9
¿Cuáles son los sentimientos que embargan al protagonista?
10
¿A qué se refiere Garcilaso cuando dice: «de mi alma brotaban a raudales pala
-
bras llenas de ese sentimiento nuevo e inesperado, palabras que yo necesitaba
que no se borraran ni se olvidaran nunca aquellas sensaciones que de mí surgían
con tan tremenda fuerza, con aquella inconmensurable ternura»?
11
Hay un momento de inflexión en el que Garcilaso se da cuenta de que se ha ena
-
morado, de que su vida ha cambiado y de que sus sentimientos debe convertirlos
en palabras. Indica en qué momento exacto de la historia tiene lugar esta revela
-
ción.
12
Garcilaso se siente solo, desconcertado, enamorado..., solo el amor le cabe en
la cabeza y en el corazón. Imagina que el poeta te pregunta cómo podría afrontar
mejor este aluvión de sentimientos. ¿Qué le aconsejarías?
13
Busca información sobre Garcilaso de la Vega y explícale a tus compañeros y
compañeras cuál era el oficio que le permitía ganarse la vida y cuál la actividad
que le ayudaba a expresar sus sentimientos.
14
Actitudes no sexistas
Guiomar se comporta de forma inadecuada según lo
que se esperaba en su época por el hecho de ser chica. ¿Crees que hay compor
-
tamientos o actitudes que se asocian todavEl dulce fruto de la primaveraUn día ocurrió que, teniendo Guiomar unos nueve años y yo, Garcilaso, casi doce, una de esas tardes de primavera fresca, vio la niña, detrás de unas tapias un poco caídas de un huerto lindero, un árbol repleto de moras. Y la tentación fue tan grande que rogó a su hermano que le cogiera algunas, a lo que este se negó; y tal como era su costumbre, me requirió a continuación a mí. Yo miré al muro, luego al árbol y le dije: —Tú estás loca, Guiomar, déjate de moras. Eso lo hacen solo los niños.Guiomar, ante las dos negativas, ni corta ni perezosa, dio un salto y se subió a la tapia medio derruida, y desde allí otro salto y al huerto. Yo, animado por la osadía de la joven, la seguí. Mas cuando llegué al árbol ya estaba Guiomar encaramada a una rama comiendo moras. Me puse debajo y le decía:—Tírame algunas; anda, tírame algunas.BS007125_01_Literatura3eso.indd 21219/01/15 08:53 5A partir de las ideas que has obtenido de la lectura, escribe tu propio resumen del texto.6¿Quién es el narrador de esta historia? ¿Es protagonista? ¿Habías escuchado hablar de él? ¿A qué etapa de su vida pertenece este fragmento? 7¿Qué circunstancia da lugar al enamoramiento entre los protagonistas?8¿Cómo describe Garcilaso a Guiomar? ¿Qué aspectos destaca de ella? ¿Con qué compara sus ojos?9¿Cuáles son los sentimientos que embargan al protagonista? 10¿A qué se refiere Garcilaso cuando dice: «de mi alma brotaban a raudales pala-bras llenas de ese sentimiento nuevo e inesperado, palabras que yo necesitaba que no se borraran ni se olvidaran nunca aquellas sensaciones que de mí surgían con tan tremenda fuerza, con aquella inconmensurable ternura»?11Hay un momento de inflexión en el que Garcilaso se da cuenta de que se ha ena-morado, de que su vida ha cambiado y de que sus sentimientos debe convertirlos en palabras. Indica en qué momento exacto de la historia tiene lugar esta revela-ción.12Garcilaso se siente solo, desconcertado, enamorado..., solo el amor le cabe en la cabeza y en el corazón. Imagina que el poeta te pregunta cómo podría afrontar mejor este aluvión de sentimientos. ¿Qué le aconsejarías?13Busca información sobre Garcilaso de la Vega y explícale a tus compañeros y compañeras cuál era el oficio que le permitía ganarse la vida y cuál la actividad que le ayudaba a expresar sus sentimientos. 14Actitudes no sexistas Guiomar se comporta de forma inadecuada según lo que se esperaba en su época por el hecho de ser chica. ¿Crees que hay compor-tamientos o actitudes que se asocian todavía hoy a uno u otro sexo? Pon ejemplos y elabora dos argumentos a favor de la no discriminación por razones de sexo.ActividadesParece ser que Guiomar Cedillo (1504-1546) fue el primer amor de Garcilaso de la Vega. Una joven de Toledo de quien se enamoró.Y así, con el corazón latiendo como un tambor, solo, con una soledad jamás sentida, desconcertado y solo, me hallaba yo. (...)Y ya nada era igual entre nosotros. Todo era contradicción. Tratábamos de no vernos y no podíamos pasar un día sin estar juntos. La vecindad y el conocimiento entre las dos familias provocaba una proximidad que a nadie parecía extraña y resultaba lógico que los niños coincidieran.Así vinieron aquellas interminables tardes del verano cuando bajábamos todos a las orillas del río a refrescarnos de los calores inmensos de la ciudad. Solíamos caminar por el sendero que corre junto a barbacana que desde el puente de San Martín va hasta la cabeza del viejo puente de barcas que construyeron los moros, y del que las subidas caprichosas e intermitentes del río han dejado tan solo dos o tres pies que pa-recen islas o tortugas gigantes que retozan en medio de la corriente. La dicha cabeza de puente solo sirve en estos días para refugio de alimañas y acaso de enamorados discretos. Allí, frente a los vergeles, rodeados de agua y de huertos, pasábamos ame-namente las tardes sentados mirando las ondas cristalinas y comiendo albaricoques recién cortados. (...) No hacía falta hablarnos, nos contentábamos con mirarnos, con vernos. Y así, entre miradas, juegos, danzas y roces, los años pasaron, y nuestro amor crecía cada mañana, sin límite. Sin pensar en el futuro, teniendo la cabeza y el corazón tan llenos de amor que nada más les cabía dentroía hoy a uno u otro sexo? Pon ejemplos
y elabora dos argumentos a favor de la no discriminación por razones de sexo.
Actividades
Parece ser que
Guiomar
Cedillo
(1504-1546) fue el
primer amor de Garcilaso
de la Vega. Una joven
de Toledo de quien se
enamoró.
Y así, con el corazón latiendo como un tambor, solo, con una soledad jamás sentida,
desconcertado y solo, me hallaba yo. (...)
Y ya nada era igual entre nosotros. Todo era contradicción. Tratábamos de no vernos
y no podíamos pasar un día sin estar juntos. La vecindad y el conocimiento entre las
dos familias provocaba una proximidad que a nadie parecía extraña y resultaba lógico
que los niños coincidieran.
Así vinieron aquellas interminables tardes del verano cuando bajábamos todos a las
orillas del río a refrescarnos de los calores inmensos de la ciudad. Solíamos caminar
por el sendero que corre junto a barbacana que desde el puente de San Martín va
hasta la cabeza del viejo puente de barcas que construyeron los moros, y del que las
subidas caprichosas e intermitentes del río han dejado tan solo dos o tres pies que pa
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recen islas o tortugas gigantes que retozan en medio de la corriente. La dicha cabeza
de puente solo sirve en estos días para refugio de alimañas y acaso de enamorados
discretos. Allí, frente a los vergeles, rodeados de agua y de huertos, pasábamos ame
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namente las tardes sentados mirando las ondas cristalinas y comiendo albaricoques
recién cortados. (...) No hacía falta hablarnos, nos contentábamos con mirarnos, con
vernos. Y así, entre miradas, juegos, danzas y roces, los años pasaron, y nuestro amor
crecía cada mañana, sin límite. Sin pensar en el futuro, teniendo la cabeza y el corazón
tan llenos de amor que nada más les cabía dentro

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